viernes, 25 de junio de 2010

Tercer día - Rabanal del Camino - Herrerías (20/06/2010)

Después de 10 horas durmiendo (de 21:00 a 7:00) nos levantamos y desayunamos café con leche y tostadas. Piri se hinchó a comer miel que por lo visto es su mejor combustible. El dueño del hostal muy amable nos dio conversación y nos recomendó que para subir a la Cruz de Ferro siguiéramos la carretera evitando el camino sin asfaltar porque tenía mucha dificultad y al ser estrecho molestariamos a los peregrinos que iban caminando.
Empezamos la marcha a las 8:30 con 10 Km. de subida hasta la Cruz, que tal y como nos habían dicho era algo dura, pero la verdad, es que nos dimos cuenta de que el entrenamiento que habíamos realizado los últimos 6 meses habían servido de mucho.
Al llegar a la Cruz, al igual que los demás peregrinos dejamos nuestras piedras, que en mi caso estaban escritos los nombres de mi familia.
Coincidimos con dos bicigrinos que acababan de llegar y nos hicieron reír bastante con el buen humor que llevaban. A parte de ellos llegaron 4 bicigrinos más y uno de ellos soltó un comentario de que los auténticos bicigrinos subían por el camino original y no por el asfalto como habíamos hecho nosotros. La verdad es que nos molestó el comentario al menospreciar nuestro esfuerzo. Tres de estos bicigrinos nos los fuimos encontrando en diversos puntos del camino y por lo visto no llevaban muy bien que Piri y yo les adelantáramos de vez en cuando.



A partir de aquí empezó un descenso hasta Molinaseca que fue un subidón, 15 km. de bajada a toda velocidad sin necesidad de pedalear. En Molinaseca conocimos a Rafa, un cordobés que estaba en el grupo de los 4 de la Cruz de Ferro y nos explicó que él hacía el camino sólo pero que quedaba a dormir con los otros 3 que vimos en la Cruz.
Fuimos a Ponferrada y desayunamos un bocadillo vegetal tipo Ponferrada, porque no se que entendió la camarera pero lo que nos trajo no tenía nada que ver con un bocadillo vegetal.


De Ponferrada a Vilafranca del Bierzo fue algo pesado, la calor, los últimos 5 km. de duras subidas, el peso de las alforjas y el cansancio en las piernas nos empezaban a afectar. Suerte que en los lugares más inesperados encontrabas a alguien que te vendía refrescos y fruta y te daba un respiro al cuerpo para poder continuar el camino.

Llegamos a Vilafranca del Bierzo que era el destino final de la etapa que nos habíamos planeado para la jornada pero después de unos refrescos y unos plátanos nos encontramos bastante mejor y decidimos avanzar 20 km. más para que el día siguiente que teníamos la subida a O Cebreiro fuese menos dura al adelantar kilómetros.
Al llegar a Ferrerias paramos en una posada que cuando Piri vio el nivel se quedó preocupado por el sablazo que nos podían meter al dormir y cenar allí. Visto los precios decidimos dar un paseo por el pueblo y cenar en un bar que por 10,00 € nos pusieron una cena digna de reyes. La dueña y sus hijas nos dieron durante toda la cena todo tipo de explicaciones de que si las obras del bar, que si su hijo era tal y tal.....

Por cierto, antes de entrar a cenar vimos a una bicigrina que nos quitó el hipo a los dos, en dos palabras, im presionante. Por lo visto venía de Rabanal del Camino como nosotros pero se había propuesto llegar hasta O Cebreiro ese mismo día, menuda máquina.

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